AGUILAR Y SAN GUILLERMO.

 

  ¿Quién fue este San Guillermo

¿Qué se sabe de su vida?

¿Cuál es su relación con Aguilar?

 

A todas estas preguntas trataré de dar respuesta.

Gran parte de los historiadores que se han interesado por la vida de San Guillermo, han llegado a estar bastante de acuerdo en los siguientes aspectos de su vida:

-          Perteneció a una familia aristocrática del Poitou (Francia), que vivió en el S.XII.

-          Gastó su juventud en la carrera de las armas.

-          En el año 1.145 una crisis religiosa le hizo cambiar de vida para entregarse, en apartados eremitorios, a duras penitencias, después de peregrinar a Roma, Jerusalén y otros lugares.

El benedictino P.GAZZEAU, R. dice textualmente en Catolicismo, T.V, col.379-80, París 1.962, lo siguiente:

                 “Se ignora toda su juventud; la leyenda se ha encargado de completar lo que faltaba de su identidad con la de uno de los duques de Aquitania del mismo nombre, ya sea Guillermo I de Gellone o el acostumbrado Guillermo IX duque de Aquitania y conde de Poitiers, que murió veinte años solamente antes que él”.

En relación con lo que se desconoce de su vida, Sergio Mottironi dice lo siguiente: “Lo que puede ser incierto para el período precedente a su conversión, son por el contrario plenamente ciertas las noticias que tenemos para el período de su penitencia”.

Un eremita le aconsejó que emprendiera viaje a Roma en espíritu de penitencia, para visitar los sepulcros de los apóstoles. En Roma, el Papa Eugenio III (1.145-1.153), le orientó para que peregrinara a Jerusalén. Este viaje, según Baillet, A., pudo realizarlo en 1.145 ocupándole ocho años. Terminados estos viajes penitenciales, se retiró en la Toscana en 1.153 en lugares apartados para servir a Dios en la soledad. La decisión de establecerse en la Toscana para vivir de ermitaño, no fue un hecho raro ya que a esta región italiana la denominó el humanista Andrea Biglia, como “patria de los eremitas”.

                Su primer eremitorio fue un lugar situado en las proximidades de Pisa, en el Monte Pisano o Selva Livallia, que actualmente pertenece a la localidad de Rupecava, cerca de Castel Passorino. Se le unieron más compañeros comenzando a construir un hospital-refugio para alojar a los peregrinos que iban a Roma por la “Vía Francígena”. Sus compañeros rechazaron a su maestro oponiéndose a sus órdenes .Le hicieron la vida hasta tal punto difícil que decidió nombrar a un tal Pedro como sucesor y Guillermo abandonó la comunidad. Las intenciones de Guillermo de llevar una vida anacoreta “en comunidad” con los eremitas de Monte Pisano, habían fracasado.

              A pesar de esta contrariedad, Guillermo intentó nuevamente la fundación de otra comunidad en el Monte Pruno, próximo a Volterra. Fue simplemente un refugio en el interior del bosque. La fama de santidad de Guillermo atrajo a nuevos discípulos con los que quiso formar una nueva comunidad de eremitas. También esta segunda tentativa tuvo un final desgraciado ya que sus compañeros no se sometieron al rigor ascético del maestro. Con este fracaso Guillermo decidió retornar a la antigua comunidad de Selva Livallia pero no fue bien acogido, llegando incluso a expulsarle.

                Obedeciendo una voz interior se encaminó a la Maremma (Marisma), de Grosseto. Una familia de Castiglione della Pescaia le ofreció hospitalidad y cuidados para reponer su salud. En el mes de septiembre de 1.155 se retiró, ascendiendo por un valle despoblado por el que discurría un modesto curso de agua hasta el llamado Stabullum Rhodis (Establo de Rhodes). Desde entonces este lugar, para indicar su desolación, lo llamaron MALAVALLE.

De ahí la denominación de “SAN GUILLERMO DE MALAVALLE”. La familia de los Lombardi de Buriano, dueños del lugar le construyeron una “mapale modicum et tugurium vile” (cabaña pequeña y choza vil). Este fue el origen del eremitorio de S.Guillermo de Malavalle, de la diócesis de Grosseto, a unos ocho kilómetros de estos tres pueblos: Castiglione della Pescaia, Buriano y Scarlino.

                En la soledad de Malavalle, Guillermo, pudo vivir el rigorismo de vida deseado, como lo refiere la literatura monástica ascética del S.IV. Desde septiembre de 1.155 vivió cuatro meses sólo. En enero de 1.156 se le agregó un discípulo, ALBERTO, quien después de trece meses en su compañía, escribió las circunstancias de estos últimos tiempos de la vida de S.Guillermo de la que fue testigo.

                Su alimentación consistía en pan, agua y hierbas. Al ayuno añadía el trabajo manual, cultivando el suelo alrededor de la celda. Alberto nos transmite con profundo respeto las enseñanzas del “maestro” que empleaba palabras sencillas pero universales y utilísimas.

                Guillermo, en sus enseñanzas al inicio de la vida espiritual, se consideraba como pobre pecador y al cuerpo, como instrumento de pecado y sede de la ociosidad, avaricia, soberbia, lascivia, envidia y murmuración. Su enseñanza era mucho más eficaz con su ejemplo, lo que animaba más a admirarle que a poderle imitar. Tuvo el don de la profecía cuando le predijo a Alberto la llegada de otro compañero, RINALDO, un médico que abandonando el mundo, vino a ponerse bajo la guía de Guillermo.

                El 10 de febrero de 1.157 murió Guillermo asistido por un sacerdote de Castiglione della Pescaia, avisado por el discípulo Alberto. Enterraron su cuerpo en el pequeño huertecillo que él cultivó y edificaron una capilla sobre su tumba, siguiendo observando las normas de vida ascética que los había enseñado.

                Francisco Petrarca (1.304-1.374), oriundo del territorio florentino, en su obra “La vida solitaria”, hace la siguiente alusión a S.Guillermo, distinguiéndole como “eremita ejemplar”:

                ¿”Qué diré de Guillermo, varón fuerte y de rancio abolengo que, habiéndose dedicado en la flor de la juventud a la milicia terrena, prefirió envejecer en el desierto y morir consagrando los últimos frutos de su vida a la milicia celestial?”.

                El obispo Martín de Grosseto hizo la petición a Roma para obtener la canonización de Guillermo. En el año 1.170 el Papa Alejandro III autorizó celebrar solemnemente el aniversario de la muerte del beato, el 10 de febrero, en la diócesis de Grosseto, pero rehusó canonizar al santo y fue inscrito sólo en el catálogo de los beatos. El culto se extendió entre 1.174 y 1.181 a toda la diócesis de Grosseto.

                “En el año del Señor de 1.202 fue canonizado S.Guillermo por Inocencio III el ocho de mayo de 1.202.(Bula “Ex litteris tuae”)”. Esto equivalía “de facto” a la canonización rechazada por Alejandro III. (Ms.Cambrai, Cod.1.224, fol.196 V.).Sobre esta base el Cardenal Baronio, introdujo a S.Guillermo en el Martirologio Romano el 10 de febrero.

                Guillermo sólo dejó en herencia a Alberto y Rinaldo la modesta celda de Malavalle y el ejemplo de una existencia ascética y no la tarea de fundar una Orden. Su severa renuncia al mundo, la fama de sus virtudes y los numerosos milagros obrados junto a su tumba, dieron la fuerza necesaria a lo deseosos de imitar al anacoreta. Aquella primitiva comunidad fue el primer núcleo de la Orden de los Guillermitas. La vida más antigua de S.Guillermo, que es la escrita por su discípulo Alberto y el organizador de la primera comunidad guillermita, no dice nada del período arcaico de su Orden. Malavalle fue pronto meta de devotos peregrinos de Toscana, Lacio y Umbría. Alberto enseñaba a estos peregrinos lo que había aprendido de Guillermo, es decir las normas de vida eremítica austera y penitente. Así lo explica KASPAR ELM en su Beiträge zur Geschichte…Colonia 1.962.

                Habrá que esperar al 25 de mayo de 1.211 para ver un documento pontificio que habla de “ORDEN Y REGLA DE SAN GUILLERMO”.

                Gregorio IX (1.227-1.241) antes de 1.237 impuso a los Guillermitas la regla de San Benito y las “Costumbres” de los Cistercienses, mitigando así el rigor de sus normas de vida.

                Inocencio IV (1.243-1.254) desde Roma y Lyon apoyó a los Guillermitas para fundar monasterios en Francia, Alemania, Bohemia y Hungría. Con la Bula “Religiosam vitam” de tres de septiembre de 1.248, firmada por siete cardenales, Inocencio IV consolida a los Guillermitas.

                Para poner remedio a la abundancia de eremitas en la Toscana, “sin pastor como ovejas errantes”, Inocencio IV los había ordenado que deberían seguir la Regla de S.Agustín y el Cardenal Ricardo Annibaldi como protector, ideó un plan de unión de todos los grupos eremíticos en una sola “Orden de los frailes ermitaños de S.Agustín” que agrupó el nuevo Papa Alejandro IV con la Bula “Licet Ecclesiae” de nueve de abril de 1.256. Los grupos de eremitas fueron: Guilermitas, los de Brétino, los del beato Juan Bueno, los de Monte Fabali y Agustinos de la Toscana.

                La Curia perseguía dos fines: unificación de las distintas congregaciones y animar a la actividad pastoral. En 1.266 Clemente IV(1.265-1.268) acabó con la Unión.

                A pesar de todo los Agustinos, consideraron a S.Guillermo de Malavalle como miembro de su propia Orden.

                La Orden Guillermita a principios del S.XIV se dividía en tres provincias:

                1.- Toscana (Italia): 15 monasterios y 15 prioratos bajo MALAVALLE.

                2.- Francia con Países Bajos, Bélgica y Renania: 14 casas.

                3.- Alemania que incluía Alsacia con 16 casas.

A principios del S.XVII los Guillermitas habían desaparecido de Italia pero S.Guillermo seguía siendo invocado como patrón de iglesias y cofradías. Las provincias de Francia y Alemania sobrevivieron dos siglos más.

                En 1.879 muere el último Guillermita, Willem van den Bergh en el monasterio cisterciense holandés de Bornem.

                Para conocer la relación histórica de S.Guillermo con Aguilar hay que retroceder a los tiempos del rey Fernado III (1.217-1.252). En este reinado desempeñaron el puesto de alférez del rey, don LOPE DÍAZ DE HARO de 1.217 a 1.236 y su hijo Diego López de Haro después. Don LOPE DÍAZ DE HARO llegó a gozar las tenencias de Cameros, Rioja con Nájera y Haro, La

Bureba, Castilla la Vieja, Álava y Vizcaya.

                La familia de los HARO se caracterizó por la ayuda prestada para la creación de monasterios del Císter. Un ejemplo es la fundación del 15 de abril de 1.222, por DOÑA URRACA LOPEZ DE HARO, del monasterio Cisterciense de Vileña, en la Bureba. Fernando III hace la donación de quince lugares el año 1.222, a Doña Elvira García, primera abadesa de Vileña. Entre esos lugares figura uno “in quintana super AGUILAR”, que se refiere a la fortaleza que los HARO tenían en el S.XIII en el cerro de S.Guillermo. Cuando fue elegido papa Gregorio IX, Fernando III nombró a DON LOPE DIAZ DE HARO embajador para que acudiera a Roma a felicitar al nuevo papa y expresarle sus respetos. Don Lope Díaz pidió al sumo pontífice, en el año 1.228 algún cuerpo santo para traer a España. El pontífice para agasajarle le dio el de S.Guillermo, con cuyo cuerpo vino con alborozo a España y en el lugar de Bureba.

 (Aguilar), cerca de Briviesca le levantó una iglesia donde colocó los restos del Santo a quién llamó San Guillermo de Guiena (Aquitania).

                Este hecho lo narra D.ANTONIO LUPIAN ZAPATA en su “CHRONICA GENERAL DE LA SDA.ORDEN DE LA SMA.TRINIDAD”.Mss./6161,TRACTADO TERCERO, BIBLIOTECA NACIONAL, MADRID 1.661.

  Para una información más amplia se puede consultar el libro:

 SÁEZ CUESTA, J. “SAN GUILLERMO DE MALAVALLE Y AGUILAR DE BUREBA.

                                                                              Depósito legal: BU-229.-2.009.