El chacolí y las bodegas

El chacolí y las bodegas

HISTORIA DEL CHACOLÍ Hacia el año 863 se conocen ya donaciones de viñedos en Briviesca y Prádanos. Es una época de abastecimientos, y en Poza se llega a decir que viven de la sal y del vino. El término “chacolí” aparece ya en 1726 en el Diccionario de Autoridades y dice que procede del vascuence pero esto no es cierto, ya que está admitido como un barbarismo en el vascuence. En realidad, antes de que en Las Vascongadas hubiera viñedos, ya se hacía chacolí. El origen parece ser latino: del término “agrio” &gt agroli (sufijo despectivo) &gt ajoli &gt chacolí. Es una palabra ocasional es decir, que no se encuentra ninguna referencia a ella. Entra de repente y coge cuerpo por primera vez en la Bureba.La tierra y el clima se prestan a ello tanto es así que la misma uva traída de la Ribera o de Toro no da el mismo vino allí y aquí. En otro Diccionario de la R.A.E. posterior es calificado como “vino pésimo, detestable, infernal, un poco agrio, de poquísima sustancia y coloración”. En el Catastro del Marqués de la Ensenada, del siglo XVIII, se le califica como “vino ácido y agrio”. Pero, como dijo D. Pablo Arribas Briones, estudioso del tema, “al chacolí, como a las mujeres, se les ha de juzgar como tales”. Quiere decir que al chacolí hay que juzgarlo como se merece, cosa que no siempre ha sucedido. El chacolí es un vino natural, sin sustancias químicas, obtenido en el propio lagar. Es un vino de verano y para el diálogo distendido, bueno para tomar en la bodega con chuletas acompaña bien asimismo a la pesca y a los mariscos. En un documento que conocemos de Aguilar del año 1063 ya se nombran varias veces las viñas, lo que permite suponer que estas debían de extenderse por todo o gran parte del territorio municipal. En el siglo XV debían de ser tan importantes como los cereales, ya que en 1495 se dice del pueblo “que tenía muchas viñas al término de Pedredo” y se citan también las viñas de El Portillo y Aldaro. Así lo atestiguan nombres de términos que proceden de aquellas remotas fechas, como Viña Palacio, Viña sesenta, Tres Viñales, El Majuelo, Viñacabo... En 1752, según el Catastro del Marqués de la Ensenada, las viñas se extendían aproximadamente por todo lo que era El Testado: Carraváscones, La Hoyada, Pradillalta, Horcajo, Carraportillo, Pedredo, Aldaro, La Loma, La Solana, Cascajares, Aguilón, hasta El Cerro y Las Plantas. Había viñas de 1ª, de 2ª y de 3ª calidad, que producían respectivamente 4, 2 y 1 cántaras de vino por año. Había en el pueblo 30 cuevas (bodegas) en servicio y 2 lagares, con 71 cubas y 11 toneles, cuya cabida total era de 4.336 cántaras. El vino pagaba sus diezmos a la iglesia, que ascendían a 55,5 cántaras. No había taberna, cada cosechero vendía el vino en su casa. Cada año se remataba el lagar que el Concejo llevaba en renta. El vino entraba a formar parte de cualquier contrato o escritura, así en los remates de la panadería o del horno, como al hacer contrato al herrero, al aladrero, al veterinario... se obligaba a pagar una o más cántaras de vino “por derechos de oficio”. Esta costumbre se ha mantenido, con el nombre de “robla”, hasta no hace muchos años. Sin embargo, por aquellos años debía importarse bastante vino de Rioja anualmente se firmaba un contrato para “portear el vino”, vino que ha de ser “común y bueno, a contento de los Regidores”. Hay dos tipos de remates: al por menor o “sisa” y al por mayor o “vendaje”. A partir de 1845 hay Escrituras sobre la venta de aguardiente, anisete y vino de Málaga, todo de buena calidad, especificando precios y otras condiciones. A lo largo de la 2ª mitad del siglo XIX se va abandonando el viñedo, debido a las plagas (mildiu y filoxera) y a la falta de calidad. Vuelven a plantarse viñedos y se ponen guardas temporeros. A finales del siglo XIX se hacen todavía unas 2.000 cántaras de vino, se acuerda el día de comenzar la vendimia, así como “verificar el aforo de vino chacolí recolectado en el pueblo”. Sigue habiendo 2 lagares y 42 bodegas. Actualmente, han desaparecido los lagares y también desaparecieron las pocas viñas que quedaban. Se han perdido también costumbres, como la de abonar al Ayuntamiento. dos cántaras de vino los que se casaban en el pueblo. Todavía hasta hace muy poco, se seguía pisando la uva en los “tinos”, a la manera tradicional, aunque con uva traída de fuera (de Rioja, de la Ribera o de Toro), hasta unas 2.000 ó 2.500 cántaras. Pero ya ha pasado esta tradición. Se sigue elaborando vino (en menores cantidades), trayendo el mosto directamente y cuidándolo en las bodegas de siempre. Jesús González (Chuchi)

Ver más
SAN GUILLERMO

SAN GUILLERMO

AGUILAR Y SAN GUILLERMO. ¿Quién fue este San Guillermo ¿Qué se sabe de su vida? ¿Cuál es su relación con Aguilar? A todas estas preguntas trataré de dar respuesta. Gran parte de los historiadores que se han interesado por la vida de San Guillermo, han llegado a estar bastante de acuerdo en los siguientes aspectos de su vida: - Perteneció a una familia aristocrática del Poitou (Francia), que vivió en el S.XII. - Gastó su juventud en la carrera de las armas. - En el año 1.145 una crisis religiosa le hizo cambiar de vida para entregarse, en apartados eremitorios, a duras penitencias, después de peregrinar a Roma, Jerusalén y otros lugares. El benedictino P.GAZZEAU, R. dice textualmente en Catolicismo, T.V, col.379-80, París 1.962, lo siguiente: “Se ignora toda su juventud la leyenda se ha encargado de completar lo que faltaba de su identidad con la de uno de los duques de Aquitania del mismo nombre, ya sea Guillermo I de Gellone o el acostumbrado Guillermo IX duque de Aquitania y conde de Poitiers, que murió veinte años solamente antes que él”. En relación con lo que se desconoce de su vida, Sergio Mottironi dice lo siguiente: “Lo que puede ser incierto para el período precedente a su conversión, son por el contrario plenamente ciertas las noticias que tenemos para el período de su penitencia”. Un eremita le aconsejó que emprendiera viaje a Roma en espíritu de penitencia, para visitar los sepulcros de los apóstoles. En Roma, el Papa Eugenio III (1.145-1.153), le orientó para que peregrinara a Jerusalén. Este viaje, según Baillet, A., pudo realizarlo en 1.145 ocupándole ocho años. Terminados estos viajes penitenciales, se retiró en la Toscana en 1.153 en lugares apartados para servir a Dios en la soledad. La decisión de establecerse en la Toscana para vivir de ermitaño, no fue un hecho raro ya que a esta región italiana la denominó el humanista Andrea Biglia, como “patria de los eremitas”. Su primer eremitorio fue un lugar situado en las proximidades de Pisa, en el Monte Pisano o Selva Livallia, que actualmente pertenece a la localidad de Rupecava, cerca de Castel Passorino. Se le unieron más compañeros comenzando a construir un hospital-refugio para alojar a los peregrinos que iban a Roma por la “Vía Francígena”. Sus compañeros rechazaron a su maestro oponiéndose a sus órdenes .Le hicieron la vida hasta tal punto difícil que decidió nombrar a un tal Pedro como sucesor y Guillermo abandonó la comunidad. Las intenciones de Guillermo de llevar una vida anacoreta “en comunidad” con los eremitas de Monte Pisano, habían fracasado. A pesar de esta contrariedad, Guillermo intentó nuevamente la fundación de otra comunidad en el Monte Pruno, próximo a Volterra. Fue simplemente un refugio en el interior del bosque. La fama de santidad de Guillermo atrajo a nuevos discípulos con los que quiso formar una nueva comunidad de eremitas. También esta segunda tentativa tuvo un final desgraciado ya que sus compañeros no se sometieron al rigor ascético del maestro. Con este fracaso Guillermo decidió retornar a la antigua comunidad de Selva Livallia pero no fue bien acogido, llegando incluso a expulsarle. Obedeciendo una voz interior se encaminó a la Maremma (Marisma), de Grosseto. Una familia de Castiglione della Pescaia le ofreció hospitalidad y cuidados para reponer su salud. En el mes de septiembre de 1.155 se retiró, ascendiendo por un valle despoblado por el que discurría un modesto curso de agua hasta el llamado Stabullum Rhodis (Establo de Rhodes). Desde entonces este lugar, para indicar su desolación, lo llamaron MALAVALLE. De ahí la denominación de “SAN GUILLERMO DE MALAVALLE”. La familia de los Lombardi de Buriano, dueños del lugar le construyeron una “mapale modicum et tugurium vile” (cabaña pequeña y choza vil). Este fue el origen del eremitorio de S.Guillermo de Malavalle, de la diócesis de Grosseto, a unos ocho kilómetros de estos tres pueblos: Castiglione della Pescaia, Buriano y Scarlino. En la soledad de Malavalle, Guillermo, pudo vivir el rigorismo de vida deseado, como lo refiere la literatura monástica ascética del S.IV. Desde septiembre de 1.155 vivió cuatro meses sólo. En enero de 1.156 se le agregó un discípulo, ALBERTO, quien después de trece meses en su compañía, escribió las circunstancias de estos últimos tiempos de la vida de S.Guillermo de la que fue testigo. Su alimentación consistía en pan, agua y hierbas. Al ayuno añadía el trabajo manual, cultivando el suelo alrededor de la celda. Alberto nos transmite con profundo respeto las enseñanzas del “maestro” que empleaba palabras sencillas pero universales y utilísimas. Guillermo, en sus enseñanzas al inicio de la vida espiritual, se consideraba como pobre pecador y al cuerpo, como instrumento de pecado y sede de la ociosidad, avaricia, soberbia, lascivia, envidia y murmuración. Su enseñanza era mucho más eficaz con su ejemplo, lo que animaba más a admirarle que a poderle imitar. Tuvo el don de la profecía cuando le predijo a Alberto la llegada de otro compañero, RINALDO, un médico que abandonando el mundo, vino a ponerse bajo la guía de Guillermo. El 10 de febrero de 1.157 murió Guillermo asistido por un sacerdote de Castiglione della Pescaia, avisado por el discípulo Alberto. Enterraron su cuerpo en el pequeño huertecillo que él cultivó y edificaron una capilla sobre su tumba, siguiendo observando las normas de vida ascética que los había enseñado. Francisco Petrarca (1.304-1.374), oriundo del territorio florentino, en su obra “La vida solitaria”, hace la siguiente alusión a S.Guillermo, distinguiéndole como “eremita ejemplar”: ¿”Qué diré de Guillermo, varón fuerte y de rancio abolengo que, habiéndose dedicado en la flor de la juventud a la milicia terrena, prefirió envejecer en el desierto y morir consagrando los últimos frutos de su vida a la milicia celestial?”. El obispo Martín de Grosseto hizo la petición a Roma para obtener la canonización de Guillermo. En el año 1.170 el Papa Alejandro III autorizó celebrar solemnemente el aniversario de la muerte del beato, el 10 de febrero, en la diócesis de Grosseto, pero rehusó canonizar al santo y fue inscrito sólo en el catálogo de los beatos. El culto se extendió entre 1.174 y 1.181 a toda la diócesis de Grosseto. “En el año del Señor de 1.202 fue canonizado S.Guillermo por Inocencio III el ocho de mayo de 1.202.(Bula “Ex litteris tuae”)”. Esto equivalía “de facto” a la canonización rechazada por Alejandro III. (Ms.Cambrai, Cod.1.224, fol.196 V.).Sobre esta base el Cardenal Baronio, introdujo a S.Guillermo en el Martirologio Romano el 10 de febrero. Guillermo sólo dejó en herencia a Alberto y Rinaldo la modesta celda de Malavalle y el ejemplo de una existencia ascética y no la tarea de fundar una Orden. Su severa renuncia al mundo, la fama de sus virtudes y los numerosos milagros obrados junto a su tumba, dieron la fuerza necesaria a lo deseosos de imitar al anacoreta. Aquella primitiva comunidad fue el primer núcleo de la Orden de los Guillermitas. La vida más antigua de S.Guillermo, que es la escrita por su discípulo Alberto y el organizador de la primera comunidad guillermita, no dice nada del período arcaico de su Orden. Malavalle fue pronto meta de devotos peregrinos de Toscana, Lacio y Umbría. Alberto enseñaba a estos peregrinos lo que había aprendido de Guillermo, es decir las normas de vida eremítica austera y penitente. Así lo explica KASPAR ELM en su Beiträge zur Geschichte…Colonia 1.962. Habrá que esperar al 25 de mayo de 1.211 para ver un documento pontificio que habla de “ORDEN Y REGLA DE SAN GUILLERMO”. Gregorio IX (1.227-1.241) antes de 1.237 impuso a los Guillermitas la regla de San Benito y las “Costumbres” de los Cistercienses, mitigando así el rigor de sus normas de vida. Inocencio IV (1.243-1.254) desde Roma y Lyon apoyó a los Guillermitas para fundar monasterios en Francia, Alemania, Bohemia y Hungría. Con la Bula “Religiosam vitam” de tres de septiembre de 1.248, firmada por siete cardenales, Inocencio IV consolida a los Guillermitas. Para poner remedio a la abundancia de eremitas en la Toscana, “sin pastor como ovejas errantes”, Inocencio IV los había ordenado que deberían seguir la Regla de S.Agustín y el Cardenal Ricardo Annibaldi como protector, ideó un plan de unión de todos los grupos eremíticos en una sola “Orden de los frailes ermitaños de S.Agustín” que agrupó el nuevo Papa Alejandro IV con la Bula “Licet Ecclesiae” de nueve de abril de 1.256. Los grupos de eremitas fueron: Guilermitas, los de Brétino, los del beato Juan Bueno, los de Monte Fabali y Agustinos de la Toscana. La Curia perseguía dos fines: unificación de las distintas congregaciones y animar a la actividad pastoral. En 1.266 Clemente IV(1.265-1.268) acabó con la Unión. A pesar de todo los Agustinos, consideraron a S.Guillermo de Malavalle como miembro de su propia Orden. La Orden Guillermita a principios del S.XIV se dividía en tres provincias: 1.- Toscana (Italia): 15 monasterios y 15 prioratos bajo MALAVALLE. 2.- Francia con Países Bajos, Bélgica y Renania: 14 casas. 3.- Alemania que incluía Alsacia con 16 casas. A principios del S.XVII los Guillermitas habían desaparecido de Italia pero S.Guillermo seguía siendo invocado como patrón de iglesias y cofradías. Las provincias de Francia y Alemania sobrevivieron dos siglos más. En 1.879 muere el último Guillermita, Willem van den Bergh en el monasterio cisterciense holandés de Bornem. Para conocer la relación histórica de S.Guillermo con Aguilar hay que retroceder a los tiempos del rey Fernado III (1.217-1.252). En este reinado desempeñaron el puesto de alférez del rey, don LOPE DÍAZ DE HARO de 1.217 a 1.236 y su hijo Diego López de Haro después. Don LOPE DÍAZ DE HARO llegó a gozar las tenencias de Cameros, Rioja con Nájera y Haro, La Bureba, Castilla la Vieja, Álava y Vizcaya. La familia de los HARO se caracterizó por la ayuda prestada para la creación de monasterios del Císter. Un ejemplo es la fundación del 15 de abril de 1.222, por DOÑA URRACA LOPEZ DE HARO, del monasterio Cisterciense de Vileña, en la Bureba. Fernando III hace la donación de quince lugares el año 1.222, a Doña Elvira García, primera abadesa de Vileña. Entre esos lugares figura uno “in quintana super AGUILAR”, que se refiere a la fortaleza que los HARO tenían en el S.XIII en el cerro de S.Guillermo. Cuando fue elegido papa Gregorio IX, Fernando III nombró a DON LOPE DIAZ DE HARO embajador para que acudiera a Roma a felicitar al nuevo papa y expresarle sus respetos. Don Lope Díaz pidió al sumo pontífice, en el año 1.228 algún cuerpo santo para traer a España. El pontífice para agasajarle le dio el de S.Guillermo, con cuyo cuerpo vino con alborozo a España y en el lugar de Bureba. (Aguilar), cerca de Briviesca le levantó una iglesia donde colocó los restos del Santo a quién llamó San Guillermo de Guiena (Aquitania). Este hecho lo narra D.ANTONIO LUPIAN ZAPATA en su “CHRONICA GENERAL DE LA SDA.ORDEN DE LA SMA.TRINIDAD”.Mss./6161,TRACTADO TERCERO, BIBLIOTECA NACIONAL, MADRID 1.661. Para una información más amplia se puede consultar el libro: SÁEZ CUESTA, J. “SAN GUILLERMO DE MALAVALLE Y AGUILAR DE BUREBA. Depósito legal: BU-229.-2.009.

Ver más
LOS RETABLOS LATERALES

LOS RETABLOS LATERALES

Los dos retablos laterales son obra de Antonio de Elejalde, pintor burgalés del 2º tercio del siglo XVI. Para ambos, Elejalde recurrió a variaciones de la traza utilizada en Carrias. El retablo de San Sebastián es anterior y se fecha en torno a 1570 fue policromado por Diego de Torres el Joven. Se mantiene en una línea ambigua sin despegarse de la tradición, incorpora algunos elementos de la escultura romanista. En las calles laterales recupera los medallones con los bustos de San Pedro y San Pablo. Las escenas de martirio y el relieve de Santiago a caballo son tradicionales. En un conjunto híbrido, se combinan con elementos tomados de los retablos de Briviesca. Así, se hace un uso abundante de cartelas con frutos colgantes la decoración geométrica, a base de cintas formando rombos y óvalos, se extiende por frisos y traspilares. Figuras recostadas llenan las enjutas del encasamento principal. La imagen de San Sebastián destaca sobre un fondo plano en el que ha desaparecido la hornacina avenerada. El gesto grandilocuente del santo titular contribuye a resaltar un cuerpo musculoso dispuesto en contraposto. El retablo de la Magdalena es más evolucionado. Se ha suprimido lo accesorio en beneficio de una traza más depurada. Se han reducido los netos del banco que dejan de cubrirse con santos con hornacinas, como era costumbre en el retablo plateresco. Los encasamentos del cuerpo principal son más grandes y se llenan con figuras en primer plano que se apoderan de todo el espacio disponible. El peso y grandor de las figuras potencia la monumentalidad del retablo. Se mantienen las aletas en el remate pero aparecen los pináculos con los que rematará otros retablos y las cartelas, a modo de guardapolvo, cerrando el retablo. La imagen de bulto de María Magdalena y el relieve que la representa rodeada de ángeles son sendos ejemplos de la estatuaria romanista. Lo pintó Juan de Cea. Con cierta extrañeza se observa que en el banco de ambos retablos se utiliza un modelo diferente para la figura humana. Se trata de figuras de rasgos afilados, cuerpos menudos y estilizados dispuestos en esquemas elegantes y equilibrados. En el retablo de Santa Catalina de Carrias sólo se conserva el panel con Santa Casilda, que se repite en Aguilar, pues en la Bureba siempre ha habido gran devoción a esta santa. Tal vez el modelo se haya mantenido en el retablo de la Magdalena de Aguilar por conservadurismo. Elejalde señala en su testamento que había terminado de hacer el retablo de la iglesia de La Vid de Bureba, mientras el relicario y el banco lo había realizado Diego Guillén. Obras de importancia dentro de su estilo, estos retablos fueron valorados en 1580 en 27.000 maravedís. Fuente: Aurelio Barrón y Mª Pilar de la Cuesta (“Estudios Mirandeses” – XIV, 1994)

Ver más
IGLESIA ROMANICA SANTA MARIA LA MAYOR

IGLESIA ROMANICA SANTA MARIA LA MAYOR

Localidad: AGUILAR DE BUREBA LA IGLESIA DE AGUILAR DE BUREBA: “Santa Maria La Mayor.” 1. Arquitectura Tal cual ha llegado hasta nosotros, aparece un tanto desfigurada por las sucesivas construcciones añadidas en distintas épocas, que ocultan algunos de los elementos característicos del arte románico al que pertenece. Sigue las líneas generales de las iglesias rurales románicas, que pretenden ser como un remedo de las grandes iglesias monacales benedictinas. De estas toman los elementos arquitectónicos de mayor belleza, como son: portada, ventanales, cúpula central con su torre y el ábside. Fue construida siguiendo la escuela de Oña en la última década del siglo XI y el primer lustro del siglo XII. La planta consta de ábside con su ensanche, tras el hemiciclo que le da una cierta profundidad éste tiene bóveda de horno y se ilumina con sus tres ventanales. Sólo se conservan en su originalidad el de la banda Norte y el del hemiciclo. Tras el arco triunfal, doblado por ambas partes, se eleva una cúpula sobre pechinas al estilo de las bizantinas el centro de la misma no aparece cerrado, como en el resto de las existentes en la provincia. Sobre el orificio se levanta una linterna de factura moderna, que ilumina magníficamente esta parte del templo. Sobre la cúpula se eleva un cuadrilátero que debió de tener cuerpo de campanas. Siguen dos cuerpos o tramos abovedados con cañón apuntado y divididos por fajón apoyado sobre columnas. En el primer tramo, junto a la columna y contrafuerte del lado Norte de la cúpula, se halla el segundo tramo de escalera de la subida al cuerpo de campanas de la torre sobre la cúpula. Esta escalera se ha descubierto recientemente y está practicada en el grueso del muro románico la forman 26 escalones hasta llegar a la antigua torre y, con toda seguridad, daba acceso a una estancia actualmente desaparecida, pero de la que se aprecia un arco románico en el exterior de la iglesia (está documentalmente probada la existencia de un monasterio de monjas). Este elemento es desconocido en tierras burgalesas en edificios de esta época. Al hastial Oeste se abre la gran portada del templo, con características de un arte románico avanzado, compuesta de tres archivoltas apoyadas sobre pilastras se adornan con motivos vegetales y geométricos. Sobre la portada se abre un ventanal de arco de medio punto, apoyado en columnas y protegido con guardapolvo de puntas de diamante. Toda la construcción es de piedra de sillería que, especialmente en el ábside, necesita de una urgente reparación. 2. Decoración La decoración de la iglesia se centra, fundamentalmente, en el ábside, los capiteles y la portada. El ábside conserva un buen grupo de canecillos con representaciones humanas y zoomórficas. Los capiteles de las columnas que dividen el hemiciclo se adornan con motivos vegetales de palmetas. En el ventanal central del hemiciclo se conservan capiteles con representaciones de luchas entre dragones y caballeros. La nave conserva canecillos de tipo geométrico. La mayor riqueza escultórica se encuentra en el interior. En la ventana del muro Norte y en sus capiteles aparecen dragones afrontados. El arco triunfal se apoya en capiteles esculturados con escenas. El de la izquierda, de fina talla y difícil interpretación, muestra un personaje a caballo, cuyas patas delanteras pisan la cabeza de un hombre tirado en tierra en otra cara del mismo capitel se representa una especie de balcón con dos arcos, en los que aparecen dos personajes contemplando la escena anterior. El resto de las caras lleva otras representaciones de gran valor iconográfico, completado con la decoración del ábaco con cóleos, con cabezas humanas en las esquinas. El capitel de la derecha representa dos parejas de aves afrontadas, con cabezas de gallo y colas de reptil, rematadas en cabeza de serpiente. Los otros dos capiteles de los arcos que sostienen la cúpula son más sencillos: el de la derecha, con elementos geométricos incisos que recuerdan lo celta el de la izquierda, to talmente liso con volutas de concha. La portada, con decoración barroca, así como la espadaña de tres cuerpos que la remata, son ya muy posteriores, del siglo XVIII. 3. Evolución a través de los siglos La iglesia parece que llegó intacta, tal como se ha descrito, hasta el siglo XV, en que sufre una considerable reforma que afecta a los dos últimos tramos. En estos se construye un coro alto con bóveda estrellada y la subida al mismo a través de un husillo en el muro Norte, que desemboca en un pasillo sobre arcos que lleva al coro. Todo ello, pasillo y coro, van protegidos con una balaustrada de tracerías flamígeras. Posteriormente la iglesia se enriquece con dos capillas al Norte y al Sur, dándola planta de cruz latina. Estas capillas se cubren con bóvedas de crucería con terceletes, ya dentro del estilo plateresco. La del lado del Evangelio se abre al exterior mediante una pequeña ventana con decoración del siglo XVI a base de estrellas. En el siglo XVIII nuevas construcciones ocultan al exterior casi todo el edificio románico. Al Nordeste se levanta la sacristía (sin valor arquitectónico), que oculta una parte delábside y el ventanal del mismo. Se deja inutilizada la escalera del siglo XV-XVI de subida al coro y se construye otra más solemne y amplia, adosada al muro Sur y con entrada por la capilla lateral. La portada se protege con un pórtico cubierto con sencilla bóveda de arista. Sobre este hastial se eleva el cuerpo de campanas en forma de espadaña con tres pisos, cinco ventanales en progresiva disminución, para alojar las mismas. A finales del XVIII o principios del XIX, el muro Norte de la iglesia queda totalmente oculto con un nuevo edificio que servirá de almacén y de trojes, en el que se emplean elementos románicos, posiblemente de la misma iglesia. Igualmente del siglo XVIII es el retablo mayor, de estilo rococó. Losdos retablos laterales, adosados a los muros frontales de las capillas, son ambos obra de Antonio de Elejalde, escultor burgalés del segundo tercio del siglo XVI obras de importancia dentro de su estilo. Estos retablos, pintados por Diego de Torres y Juan de Cea, fueron valorados en 1580 en 27.000 maravedíes. 4. Restauración En 1953 fue restaurada toda la iglesia, principalmente en sus interiores, descubriéndose elementos de gran interés. Los gastos de la misma fueron sufragados por suscripción vecinal y una aportación del Erario diocesano. Sin embargo, en la actualidad necesita de una reparación urgente. Como trabajo de perentoria necesidad para la conservación y embellecimiento del templo, está el de reponer varias hileras de piedras en el ábside y exteriores de las capillas. Se debería eliminar la sacristía, para dar visibilidad a todo el ábside y así consolidarle en su totalidad. Se debe suprimir el edificio de las trojes y retranquear el mismo. Suprimir asimismo la escalera de subida al coro adosada al muro Sur, reduciendo la altura del edificio. Las disminuciones de altura en estos cuerpos permitirían ver toda la obra románica de cornisa y canecillos. Y quizá, la desaparición o reforma del pórtico, que oculta en buena parte el hastial Oeste de la iglesia. En 1983 era declarada monumento histórico-artístico de carácter nacional.

Ver más